Ámbar ¿Borrego?

Written by Edgar Rodriguez on Monday, December 17, 2007 at 6:03 PM

La semana pasada Ámbar participó en su primera pastorela, era las más chiquita de todos y la disfrazamos de borrego, pero como esta muy chiquita no participó mucho, sólo estuvo sentada en medio del escenario mientras un grupo de niños (disfrazados de borregos, duendes y demás entes navideños) daba vueltas por todo el escenario; después se espantó (la entiendo, a veces la navidad también me da miedo) y lloró. Abajo todos los padres de familia, que no estaban disfrazados de borregos, aplaudían al unísono y dejaban escapar eventuales exclamaciones del tipo: “que lindura”, “mi vida”, “ese es mi hijo” y otras de igual índole. Después de su breve pero gloriosa participación (bien Ámbar, demuéstrales, también se puede llorar en navidad) mi pequeño borreguito se sentó con nosotros (sus padres y abuelos) y durante un tiempo estuvo aplaudiendo. Yo me tuve que ir al trabajo a la mitad del festival, lo mejor ya había pasado. Zayil también se quería ir (creo que ninguno de los dos estamos hecho para esas cosas), pero las maestras de Ámbar nos dijeron que faltaba un número final. Pero Ámbar no soportó tanto, definitivamente es mi hija, se quedó dormida antes de que terminara.
Mientras iba de camino al trabajo pensaba en esta mi primer experiencia del otro lado del escenario, recordé cuando yo era el que hacia el ridículo disfrazado de cuanta cursilería llegaban a elucubrar las maestras (en mi memoria conservo haber sido un negrito bailarín, un conejo y un monigote con sombrero que me cubría todo el cuerpo). Recuerdo que más de una vez hubiera preferido no subir al escenario y pienso que posiblemente Ámbar sienta lo mismo. Ella, disfrazada de borrego, tal vez busca no ser lo que representa su efímero disfraz (costó cien pesos y no creo que vuelva a usarlo); mientras nosotros, medio disfrazados de lo mismo, seguimos la costumbre de llevar a nuestra hija a una guardería donde te cobran un ojo de la cara, organizan festivales (que también te cobran) y educan a los niños, su principal clase: “como ser un borrego ejemplar”. Tal vez soy un mal padre pero pienso que es mi deber deseducar a mi hija en algunas cosas que puede aprender o más bien imitar de la guardería. Me imaginé al final del festival navideño a todos los espectadores salir del auditorio e intercambiar palabras: “beee”, “bee”, “bee”, “beee”… pero ninguno estará disfrazado; mientras nuestros hijos, los más pequeños de todos, dan el primer paso: disfrazarse, para entender cual será su papel en esta sociedad, después se quitaran sus antifaces por que ya no los necesitaran, los habrán asumido.
Pienso, mientras llegó a mi trabajo, que Ámbar se veía muy hermosa vestida de borrejo, pero para nada preferiría esa efímera imagen de belleza claudicada ante la posibilidad de que ella no se convierta en eso. Bien Ámbar, bien por llorar en lugar de decir “bee”, gracias por recordarme que navidad no es necesariamente felicidad, bien por ser tú independientemente de la fecha que se celebre; yo te prometo ahora, por escrito, que nunca intentare reprimirte o forzarte a ser feliz o sonreír sólo por que así lo dicen las costumbres y los comerciales de TV.

1 Responses to "Ámbar ¿Borrego?"

Comment by Betoman
9:51 AM #

WOW, mi estimado Edgar, pura experiencia y aprendizaje de vida, buena vibra y ondas cósmicas!!!

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