XX ¿Y?

Written by Edgar Rodriguez on Monday, February 25, 2008 at 4:46 PM

Desde que somos niños nos ¿educan? (yo diría condicionan) para identificar y clasificar las cosas como deben ser: para el niño color azul, cochecitos y saludo de mano; para la niña color rosa, muñecas y beso en el cachete (hay del que se atreva a acercarse aunque sea un poco al breve pero siempre dulce espacio de la comisura de los labios). Pero en estos “tiempos modernos” esas clasificaciones se hacen cada vez más obsoletas gracias al exacerbado movimiento feminista (“si yo fuera mujer, no me casaría, nada de sostén, nada de pastillas, que las tome él” att: Patxi Andion )y el movimiento lésbico gay.
No todos los hombres son orangutanes machos sin sentimientos, ni todas las mujeres son flores delicadas a las cuales debemos proteger. Las nuevas formas de pensar o clasificar la especie humana (al fin animales como todos) obedecen más a las conductas sociales respecto a la preferencia sexual que a lo meramente biológico. Sin embargo, todavía hay quienes afirman que todas estas formas de relacionarse son contra natura, por que la naturaleza es sabía y no se equivoca (¡ni que decir de Dios, claro esta!), nos hizo hombres y mujeres respectivamente para poder preservar la especie por medio del acto mas humanamente animal: la cópula; en otras palabras todos somos hijos del pene y la vagina.
Durante la fecundación los óvulos de la mujer llevan el cromosoma X, mientras que la mitad de los espermatozoides masculinos llevan el cromosoma X y la otra mitad Y. En teoría el hombre es quién determina el sexo del bebe, si se fecunda un XX será Manuel y se es XY será Manuela. Así de simple y hermoso: la naturaleza es perfecta… ¿o no?
En 1967 Ewa Klobukowska, campeona olímpica en Tokio 1964, fue la primera “mujer” en no pasar la pruebas de control de sexo recién implementadas por la IAAF. El problema no era que fuera un hombre hábilmente disfrazado de mujer, ni tampoco que fuera un travestí o que se hubiera hecho la jarocha; el problema fue que ella tenia un cromosoma de más, la naturaleza se había equivocado.
Más allá de intentar profundizar en las causas naturales de los estados intersexuados,(para ello me remito a los artículos: Estados Intersexuados I y Estados Intersexuados II ), traigo a colación este caso como una muestra más de lo limitante, retrogradas e inútiles que son las clasificaciones tradicionales que nos inculcan desde niños. El hombre (nosotros, tu y yo) en su afán de conocerlo todo pretende clasificar, definir, clarificar, esquematizar; las cosas son como nos enseñaron que eran, como lo dicen las monografías de a peso (que ya cuestan 5, maldita economía!) o la enciclopedia de Time Life (los cuales para venderla usan uno de los trucos más bajos que existen en ventas: “¿Cuánto vale la educación de sus hijos?” “¿Cuánto vale el futuro de sus hijos?” y muchos creyendo a pie juntillas aquello de que educación = futuro exitoso, les dan un cheque por más de 10 mil pesos por información que fácilmente puede consultarse gratis en wikipedia.org). Como decía, vivimos en una sociedad llena de etiquetas estables que muchas veces no hacen más que limitar nuestra perspectiva y creatividad.
Personalmente antes había escuchado vagamente sobre estados intersexuados, pero no estaba completamente conciente de su existencia. Por eso la razón de toda esta palabrería, para que tu y yo descubramos algo más que rompe nuestros esquemas tradicionales; en este caso el de niños azul, niñas rosas, gays bandera de colores… ¿Y los Intersexuados?
Para terminar les dejo un fragmento de un articulo muy bueno sobre el tema, el que quiera entender: que lea…
Los y las participantes son invitados a imaginar qué ocurrió cuando nacieron, cómo fue que terminaron asignados como niñas o niños, qué parte de su cuerpo fue la que determinó esa asignación se produjo en el momento de nacer, o aún antes. En el momento de responder a esa pregunta, los hombres siempre aciertan cuando afirman: un pene. Algunas mujeres también aciertan cuando dicen: no había pene. Y muchas, mujeres suponen: alguien debe haber visto que yo tenía una vagina. El fundamento de esa presunción es claro. La penetrabilidad de niñas y mujeres ha constituido históricamente un rasgo esencial de su modo de ser en el género. Sin embargo, esta identificación inicial del género femenino con la capacidad-para-ser-penetrada sólo puede ocurrir si otra operación material y significante tuvo lugar con anterioridad: la comprobación de que nada, pero nada, en ese cuerpo que será el de una mujer, competirá, será tomado, o confundido, con un pene. Pene o no pene, primero. Que el clítoris no parezca un pene, después. Tal es la economía carnal de la asignación de género en Occidente.

2 Responses to "XX ¿Y?"

Comment by Masteryoudas
8:08 AM #

Estimado Edgar, me encanta volver a oírte escribir!!!! Dos cosas: según un psicólogo (o psiquiatra o ve tú a saber), cuyo nombre no recuerdo, la sexualidad de una persona se determina por tres razones: la sexualidad de los cromosomas, la sexualidad de facto y la sexualidad percibida. De tal forma que hay hombres con cromosomas XX, pero que de facto tienen pene pero gracias a esos comerciales, sienten que son mujeres, por lo que su sexualidad percibida es de estar en un cuerpo equivocado...
Creo que la naturaleza no se equivoca, sólo nos falta aprender un poco más...

Comment by Provocaciones
11:42 PM #

Antes que nada, debo agradecer que me hayas hecho ver un fragmento de House doblado por unos gachupines, siempre es divertido recordar lo ridículo que hablan. En fin, estoy de acuerdo en que la naturaleza no se equivoca, pero no pienso que una persona intersexuada, hermafrodita o como quieran llamarle, es un error; si hay animales con esas características, por qué sería imposible que nos tocara a nosotros. A veces olvidamos que sólo el .5% de nuestro ADN nos separa de los chimpancés, y sólo un poco más de otros simios que se la pasan copulando todo el tiempo, con todos sus compañeritos, sin importar el sexo y la edad. Viva el amor libre

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