Las palomas y yo I

Written by Edgar Rodriguez on Thursday, January 20, 2011 at 8:01 PM

Un hombre persigue palomas en la explanada de la Hemeroteca Nacional, se divierte como un párvulo. Antes lo he visto, es el encargado de entregar el material de consulta y pedir a cambio una credencial oficial con fotografía. Me pareció un tipo hosco desde el primer encuentro. Debe tener unos cincuenta años, complexión gruesa, pelo cano cuidadosamente cortado, lentes gruesos, bigote de aguacero y labios enjutos, me recuerda a mi padre cuando se enojaba.

Hoy, viste pantalón de vestir deslavado, camisa polo con el logotipo de los Pumas y una gorra azul, también con el símbolo del equipo universitario. Mientras lo observo, su espíritu parece resplandecer y su ser se conjuga armónicamente con la tarde soleada, el cielo azul y la música clásica en mis audífonos Es realmente una imagen hermosa, hasta que él se percata de mi presencia. Se detiene en seco, yergue el torso con aire digno, escupe en el suelo y se marcha de regreso a su mundano trabajo de todos los días.

Yo me quedo ahí, con la música de fondo y las palomas como únicos testigos de ese cuadro fugaz. La imagen de estas aves se queda en mi cabeza. Me recuerdo a mí, de niño, persiguiendo palomas en el atrio de la catedral de Puebla mientras las campanas tañen para llamar a misa. Entonces algo me detiene de súbito, miro a mí alrededor para descubrir que yo, a mis once años, soy el niño más grande, por mucho, de todos los que se entretienen con este simple juego. Esa fue la última vez en mucho tiempo que perseguí palomas Ahora, miro a mí alrededor, nadie me observa. ¡Al diablo si lo hacen! Me abalanzo como tren por la explanada de la Hemeroteca Nacional, las palomas vuelan en desbandada. Las miro alejarse y les agradezco el momento: ¡Gracias pajarracos destructores de iglesias! Ya habremos de encontrarnos de nuevo.

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